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jueves, 25 de marzo de 2010

Se derrite el nevado del Ruiz



LOS CÁLCULOS SUGIEREN que al Nevado le quedan unos 10 años de vida máximo. Los demás glaciares siguen el mismo camino.

Ramiro Velásquez Gómez | Villamaría | Publicado el 22 de marzo de 2010

No se ven las caicas, graciosas avecillas que andan en brincos, que no subían mucho más allá de los 3.000 metros y hoy se aventuran hasta las Brisas, el campamento a 4.136 metros que sirve de puerta de entrada al Parque Nacional Los Nevados, una gran extensión de 58.300 hectáreas que cobija además los nevados del Tolima y Santa Isabel.

Los manojos de espartillo que aislados comienzan a conquistar un área que les estaba vedada por los 4.500 metros dicen muy pronto que algo no anda bien.

El nevado del Ruiz está seco, caliente y se descongela. No ha llovido. En febrero cayeron 11 milímetros de lluvia, dice Juan Bernardo de la Cruz, un manizalita que trabaja en la concesión del parque. La primera semana de marzo sólo llovió sábado, informa Leticia Garzón, guía aquí desde hace 15 años.

La expectativa es grande para recorrer deprisa los 11 kilómetros que separan de El Refugio, situado a 4.816 metros, pero hay que ir con calma para que los males que la altura regala no se presenten.

"La temperatura puede estar por los 14, 15 grados", expresa de la Cruz. No era tan alta en los veranos de antes. Y en invierno desciende a -1 o -3 grados, no tan baja con en un pasado no muy lejano.

Superadas las 14 curvas que arañan en zigzag la montaña a un lado del cráter de La Olleta, el Ruiz queda al frente. Al fondo, como una hormiga que se hace grande, El Refugio, último escampadero hasta donde llegan los autos.

La vista es desoladora. El Ruiz ha perdido mucha masa glacial, un proceso acelerado por el intenso verano de los últimos tres meses. Le quedan menos de 7 kilómetros cuadrados de glaciar. Las esperanzas de que supere esta década no son muchas, a juzgar por el último reporte de los científicos Germán Poveda y Ketty Pineda, de la Universidad Nacional presentado en Advances in Geosciences.

No sólo es el Ruiz. El del Tolima y Santa Isabel tienen también los días contados, como los demás glaciares nacionales.

Un estudio de Ceballos y colegas en 2006 halló que en los pasados 50 años los glaciares perdieron 50 por ciento de su área, acelerándose el encogimiento en los últimos 15.

Eran 60 kilómetros cuadrados de masa glaciar en 2002, 55,4 en 2003 y menos de 45 en 2007, llegando el borde más bajo hasta los 4.700 a 4.900 metros.

El ascenso de El Refugio al límite bajo del glaciar, a 5.125 metros, no tiene más de 1.500 metros, pero ascender esos 300 metros de altura toma cuando menos 45 minutos para visitantes con buen estado físico o hasta dos horas para los sedentarios.

Al asomarse a un pequeño descanso en el que al fondo hay una especie de caseta de palos amontonados, se aprecia en su magnitud el derretimiento.

"El nevado está llorando", comenta Leticia, indicando cómo llaman los guías al acelerado fenómeno.

El Ruiz tenía 14,06 kilómetros cuadrados en 1989 y 8,66 en 2004, perdiendo 38 por ciento, con un promedio de 360.000 metros cuadrados al año, situación que la actividad volcánica reducida acrecienta, de acuerdo con el estudio de Poveda y Pineda.

Al lado derecho, de cara al nevado, aparece la masa glaciar. Tiene poco espesor. El agua corre a borbotones, bien superficial, bien debajo de la escarcha que se adelgaza con el paso de las horas o entre fisuras que se profundizan metro a metro. A esa zona no se podía acceder hace tres años, cuando EL COLOMBIANO estuvo en el mismo lugar. Sólo los más avezados podían encaramarse en el entonces grueso hielo.

La llovizna que de repente se unió en la escalada, convertida en delgadísimos copos a los 5.125 metros, cesó. El Sol vuelve a aparecer y acompaña el descenso. Al emprenderlo, se divisa un paisaje desolador: una enorme montaña pelada de variados tonos cafés.


» Contexto

No hay mucho por hacer para detenerlo

¿Qué posibilidades les quedan a los glaciares? Los estudios presentan una relación entre retirada y aumento de la temperatura de casi 1 grado en los últimos 30 años en las zonas de glaciar.

Se retraen por eso, no porque llueva menos. La amplitud del ciclo diurno de temperatura en el país muestra señales de intensificación debido al calentamiento global y a El Niño. Este fenómeno se presenta cada vez con mayor frecuencia con respecto a La Niña, que trae más lluvias, de acuerdo con Poveda y Pineda. Se puede estar dando, además, menor ocurrencia de nevadas en las partes altas, lo que impide que se forme masa glaciar.

Los glaciares colombianos tuvieron hace 35.000 años su máximo, llegando hasta los 3.000 metros sobre el nivel del mar y cubrían 17.109 km2. En 1850 alcanzaron 374 km2 y llegaban a los 4.000-4.200 metros.

Varios han perdido el equilibrio y se sabe que disminuyen al alcanzar cierto tamaño crítico. Hoy se pierden 3 km2 de masa glaciar al año. Los glaciares serán, más pronto que tarde, pasado. "Es un proceso que viene desde hace varias décadas", según Jorge L. Ceballos, citado por un informe de la U. Nacional, al recordar que ocho glaciares desaparecieron en el siglo pasado; como el Quindío, el Galeras, el Puracé y el Sotará.

Tomado de:

www.elcolombiano.com

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